En noviembre del 2009, la revista National Geographic publicó una foto. En esa foto aparecía Dorothy una chimpancé de cuarenta y tantos años yaciendo en una carretilla que arrastraban los humanos. Dorothy estaba muerta. Sus compañeros/as la observan fijamente, silenciosos, desde detrás de una verja. Ese silencio, esa quietud es algo inusual en un grupo de chimpancés. Ahí está el valor de la foto, del momento. El respeto, la atención por la muerte de un ser respetado y querido, La foto era de Monica Szczupider

Dorothy fue una mona chimpancé que tuvo una vida muy dura, por suerte pudo pasar sus últimos ocho años en el Centro de Rescate de Chimpancés Sanaga-Yong. En este centro Dorothy se gano el respeto de los miembros de la manada, incluido el líder de la misma, asímismo se gano el amor y aprecio de muchos de ellos.
Esta foto abrió los ojos y las mentes de muchos etólogos y amantes de los animales. A partir de este momento empezaron a salir otros documentos gráficos, estudios en torno a la muerte de animales y la percepción que de esta sus congéneres tienen.
Nace una nueva disciplina
Podemos decir que en este momento nace la tanatología comparada que busca estudiar como reaccionan los animales ante individuos que han muerto o están próximos a morirse.
Los científicos no están de acuerdo, ¿hay un proceso de luto en el comportamiento animal, o es algo exclusivo de los humanos? En este vídeo se recoge la reacción de un grupo de chimpancés en Zambia frente a la muerte de uno de sus miembros. Poco a poco los miembros de la manada se van reuniendo. Pocas veces se les ha visto en un espacio tan reducido, todos juntos y silenciosos. En la escena se ve como una mama que se le acaba de morir uno de sus bebes, también se acerca al muerto. La mayoría de los chimpancés que se acercan al muerto son hembras. Hay un macho, Thomas, que fue amigo del fallecido que chilla, salta sobre el cuerpo de su amigo. El video sé pública con el fin de despertar el interés y la discusión sobre si los chimpancés tienen un proceso de luto parecido a los seres humanos.
- Los animales entienden la muerte más de lo que se pensaba
- Chimpanzee funeral” photographer visits IPPL
Cuando la zarigüeya se siente amenazada, se paraliza, con los ojos y la boca abiertos en una mueca petrificada, la temperatura corporal y respiración reducidas al mínimo, la lengua desplegando un tono azulado y sus glándulas anales oliendo a podrido. Pese a este disfraz de cadáver putrefacto, sigue pendiente de su entorno, lista para volver a la acción. Como el gato en la famosa paradoja de Schrödinger, la zarigüeya está viva y muerta al mismo tiempo.
En este libro exploraremos lo que la zarigüeya nos puede enseñar acerca del concepto de la muerte de otras especies. Asimismo, aprenderemos cómo los animales viven la mortalidad de la mano de hormigas que asisten a su propio entierro, chimpancés que limpian los dientes a cadáveres, perros que se meriendan a sus dueños, cuervos que evitan los sitios donde vieron un muerto, elefantes obsesionados con recolectar marfil y ballenas que cargan con sus fallecidos durante semanas. A lo largo de la historia, el ser humano se ha creído el único animal con una consciencia de la mortalidad. En este libro, que mezcla teoría filosófica con los últimos descubrimientos en etología y psicología comparada, veremos que esta creencia no obedece más que a nuestros sesgos antropocéntricos y que, también en nuestra relación con la muerte, somos tan solo un animal más.