
Los trabajadores podían clasificarse en tres grupos, a los que ha denominado ‘strugglers’, ‘strivers’ y ‘success stories’. Algo así como sufridores, luchadores e historias de éxito. El último grupo es el que cuenta con menos personal, pero paradójicamente el más visible, gracias a los medios de comunicación que, sirviendo como altavoz para las empresas de la economía de plataforma, suelen promocionarlos como “el futuro del trabajo”, individuos que han conseguido ser sus propios jefes y que, potencialmente, podrían ganar una cantidad ilimitada de dinero. Hay otra dificultad añadida: si preguntas a uno de estos trabajadores, lo más probable es que te responda que le va bien, porque, de lo contrario, puede buscarse un problema con su empresa.source